¿Cuál es la mascarilla para tu tipo de piel? Aquí te digo la ideal y cómo prepararla.
Lo que más tenemos ahora es tiempo y por qué no dedicarle un poco a nuestra salud en la piel, por ello tengo para ti algunas opciones de mascarillas totalmente orgánicas y que puedes preparar en casa con algunos ingredientes que tengas a la mano.
Sólo necesitas diez minutos con un ungüento al cual se le llama mascarilla la cual se trata de una mezcla de ciertos ingredientes activos de consistencia más o menos espesa que se aplica en la piel de la cara y el cuello con el fin de limpiar, hidratar, nutrir, relajar o reafirmar la piel.

Beneficios
- Hace a tu piel resistente: Las mascarillas forman sobre la piel una capa aislante que que ayuda con una congestión. El efecto es vasodilatante, aumenta la temperatura local e incrementa la hidratación de la capa córnea. Con ello, la epidermis se prepara para absorber de forma óptima los nutrientes que se le aportan.
- Limpian tu piel: al aumenta la sudoración, por ende la secreción sebácea se funde y es arrastrada, destapando así los orificios pilosebáceos. También desprende impurezas, las cuales son absorbidas por la propia mascarilla.
- Efecto revitalizador: La piel normal y sana es rosada, brillante, tersa y suave. Cuando está sin brillo, ajada, pálida o arrugada es porque experimenta algún tipo de desequilibrio y un envejecimiento prematuro a causa de los malos hábitos, la exposición a los contaminantes ambientales o el estrés.
Si tu piel presenta alguno de estos síntomas detén ahora el deterioro y aumenta el crecimiento de células nuevas o la producción de elastina y colágeno con la ayuda y apoyo de las mascarillas.

Cuáles mascarillas hay y para qué sirven
- Hidratantes. Aportan agua a la piel dejándola suave y luminosa. Alisan y rellenan arrugas. Se pueden aplicar dos veces por semana en pieles secas y maduras o una vez por semana en pieles jóvenes y mixtas.
- Purificantes. Limpian en profundidad el exceso de grasa ya que las impurezas que apagan el tono de la piel e impiden la penetración de otros tratamientos. A este tipo de tratamiento se le llama también desincrustantes y su componente principal es la arcilla. Recomendables en pieles grasas y mixtas, con una frecuencia de una o dos veces a la semana. Ideales para cuando la piel tiene un aspecto áspero y apagado. A continuación se aplica un tónico ligeramente astringente y una crema facial adecuada para pieles grasas o mixtas.
- Relajantes. Relajan la piel y alisando las arrugas; ejercen un efecto tensor. Se aplican en los rostros cansados y es importante hacerlo en un momento de relajación. Sus principales activos son plantas relajantes como el azahar, la lavanda, la milenrama o el aceite de manzanilla.
- Reafirmantes. Rellenan la piel y dejan una invisible película tensora que estira y deja la piel más lisa. Contienen aceites vegetales de germen de trigo, rosa mosqueta, centella asiática o cola de caballo. Se recomienda su aplicación en pieles maduras a partir de los 40 años, una vez por semana.

Tipos de piel y mascarillas para cada caso
- Manzana. Es rica en mucílagos que actúan como suavizantes y humectantes. Además, aporta agua, vitamina C y potasio, mineral imprescindible en los procesos de regeneración cutánea.
- Azahar. La flor de azahar y su agua de destilación o su aceite esencial actúan como relajantes de los tejidos epiteliales, refrescando y suavizando la piel.
- Aguacate. Aporta un aceite rico en ácidos grasos esenciales monoinsaturados, vitaminas A, E y algunas del grupo B, que contribuyen a eliminar las arrugas y mantener la piel hidratada.
- Aceite de germen de trigo. Es la fuente más notable de vitamina E, antioxidante natural que previene el envejecimiento prematuro y regenera la piel.

Piel mixta o normal
- Zanahoria. Rica en carotenos, precursores de la vitamina A. Se indica especialmente en personas con problemas dermatológicos.
- Cítricos. El zumo de naranja o limón incorporado a cualquier mascarilla favorece la circulación sanguínea y el aporte de nutrientes a la epidermis.
- Aceite de almendras. Súper hidratante, nutritivo y protector. Contribuye a dar elasticidad a la piel. Apta para todo tipo de pieles excepto las de tendencia grasa.

Para piel grasa
- Ortiga. Preparadas en infusión convirtiéndolas en mascarilla actúan como astringente. Favorecen la eliminación de sustancias tóxicas de la piel.
- Bardana. En infusión, regula la secreción grasa de la piel y previene aparición de granos y espinillas.
- Hamamelis. Su agua ejerce un efecto astringente, cierra los poros y disminuye la secreción grasa. Así mismo favorece el riego sanguíneo y tonifica la piel.
- Tomillo. Como infusión, funciona como antibiótico natural y desinfectante. indicada para pieles grasas con tendencia a formar granos y espinillas infecciosos.
- Arcilla. Blanca o caolín absorbe las impurezas más incrustadas en los poros sebáceos y además ejerce un efecto astringente, por lo que disminuye la secreción grasa.

Para piel sensible
- Manzanilla. En aceite o infusión, relajan y calman la piel. Disminuyen el enrojecimiento, la inflamación y el escozor.
- Malva. Por su contenido en mucílagos, hidrata a profundidad y evita que la piel pierda su contenido en agua. Además, de suavizar la piel.
- Avena. Indicada en casos de eccemas, dermatitis atópicas y urticaria. Incluso existen multicereales de muy buena calidad como la de marca Quaker en su versión low costs llamada, Oast.
- Caléndula. Su flor macerada en aceite, suaviza y mejora el enrojecimiento, la descamación, el picor y la sequedad de la piel.
- Aceite de jojoba. Por sus sustancias antioxidantes, se recomienda para pieles sensibles o maduras.

Receta: Mascarilla de manzanilla, avena y azahar
Para las pieles sensibles o secas:
- Previamente macera unas flores de manzanilla en un aceite vegetal de tu elección. El aceite de almendras es idóneo para ello.
- Mezcla 3 cucharadas de aceite de manzanilla con 3 de aceite de germen de trigo, medio vaso de agua de azahar y una cantidad suficiente de harina de avena para lograr la consistencia adecuada.
- Aplícala sobre la piel limpia.

¿Cómo aplicarlas?
De inicio deberás aplicar la mascarilla sobre el rostro limpio, con los poros abiertos. Realiza ligera exfoliación previa a la aplicación de la mascarilla, puedes echar mano de un poco de azúcar. De esta forma, la penetración de los activos resulta más fácil.
Extiende la mascarilla con un pincel o con los dedos. Forma una capa uniforme de 2 mm de espesor aproximadamente, que cubra la cara y el cuello. Evita siempre los ojos y los labios.

Una vez extendida, haz que repose. Puedes mientras hacer una ligera vaporización en tu rostro o bien entrar a la regadera y disfrutar de un baño corporal sin mojar la cara unos minutos previos a enjuagar la mascarilla.
Retira la mascarilla después de 30 o 40 minutos con una esponja húmeda o con agua templada y aplica por último un tónico para ayudar a cerrar los poros.
Por: Azenet Folch